domingo, 17 de noviembre de 2013

Finaliza el conflicto de la Limpieza Viaria en Madrid.

Todo un ejemplo el de los trabajadores de los servicios de limpieza viaria y jardinería que han llevado a cabo una huelga la cual ha puesto en jaque a las empresas y a la mujer del innombrable, Ana Botella que como segundo atributo tiene el de Alcaldesa de Madrid.

Ejemplo de lucha, de dignidad, de compromiso, de defensa de derechos, de que no siempre tienen que ganar los mismos, de que los que gestionan no son nada sin nosotros, de que su trabajo debiera ser gestionar  y si no sabes hacerlo a la calle como cualquier persona que no desempeñe bien su trabajo.

Es una victoria de los trabajadores sin duda, sobre todo si fijamos el comienzo del conflicto con la presentación del ERE que pretendía el despido de 1400 trabajadores. Pero antes del comienzo del conflicto ya había habido 350 despidos, personas que no recuperarán su trabajo y que todavía no han cobrado indemnización alguna. Han estado unidos durante la huelga, pero si hubieran estado unidos desde el principio, quizás hubiera 350 personas más con trabajo. Esto es reflejo de lo que debería suveder cuando una situación como esta comienza sin estar unidos desde el principio. Esto sucede por pensar en salvarse de forma individual, porque tarde o temprano el dedo señalará a cada uno de los entes individuales y entonces estarán solos y desprotegido. Por lo tanto por respeto a las personas que han perdido su empleo, en las cifras de este conflicto debería aparecer los 350 despidos.

A lo largo de la huelga se ha contado con un respaldo ciudadano sin precedentes y que a priori no se esperaba. La paciencia de los ciudadanos y su apoyo explícito es otro de los puntos a resaltar, han soportado sus calles llenas de basura y por primera vez no se culpaba a las personas que defendían sus derechos, se culpaba a los gestores y empresas a unos por su ignominia y a otros por su egoísmo y especulación con los derechos, la dignidad y las personas.

La sociedad debe aprender, reflexionar y entender que los poderes actuales están creando herramientas de control legislativas, pero también herramientas represivas y de acción directa. A ellos no les duele ver Madrid sucio y con basura a ellos lo único que les duele es no ganar suficiente dinero y esta vez esperemos que le duela y mucho.

Mención a parte merece la alcaldesa de Madrid cuya gestión de la crisis se ha limitado a incurrir en un posible delito al no respetar el derecho a huelga. Pero sus mentiras y falta de capacidad han quedado patentes. Ahora se debería dirimir la responsabilidad de un ayuntamiento que vendió sus servicios al peor postor, que no hizo un estudio de viabilidad de los proyectos que se adjudican, ahora debería de hacerse una investigación de quién tiene la responsabilidad política de que Madrid haya estado rebosando basura, que Madrid haya dado una imagen penosa en el mundo en un momento en el que el turismo va a pique, ahora es el momento de señalar responsables y ahora es el momento en el que te das cuenta de que vives en España donde la responsabilidad política son sustantivo y adjetivo irreconciliables.


Finalmente se cierra el conflicto sobre la bocina el domingo 17 de Noviembre, las partes llegan a un acuerdo después de echarse por tierra el preacuerdo al que habían llegado en la madrugada del día 16. Finalmente se llega al acuerdo de transformar el ERE en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por medio del cual no se despedirá a ningún  trabajador a cambio de que 45 días al año se vayan al paro. Esto nos lleva a la reflexión de que finalmente la mala gestión del consistorio durante todo el proceso va a hacer que las empresas no cumplan con lo firmado y los paguemos entre todos los españoles. Las empresas se ahorrarán dinero, el ayuntamiento se ahorrará dinero bajará el presupuesto en limpieza y este descenso en el presupuesto se trasladará a las arcas del país.

Enhorabuena a los trabajadores que con su empeño han demostrado que cuando un colectivo está unido es difícil luchar contra él si encuentra la forma de hacerse valer y demostrar el valor de su trabajo. Termina el conflicto y ahora toca restaurar Madrid a su estado inicial, trabajo que seguro que realizan encantados los operarios con su dignidad intacta.




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